En el metro...
Por más que miraba por donde podía
entrar, no cabía un alma, hice mi mayor esfuerzo y como la mejor contorsionista
del Cirque du Soleil me colé por un pequeño espacio a la derecha del vagón. Ahí
estabas…mi hombro quedó pegado al tuyo, me miraste una milésima de segundo
directo a los ojos y tu vista volvió al frente, no pude quitarte los ojos de
encima…tú sí.
La siguiente estación fue un
desafío a la física y lograron colarse 4 personas más, tuve que pegarme a ti
por fuerza. Mis labios quedaron a medio centímetro de tu oído y te respiré,
algo incómoda, 4 estaciones más…a la quinta y luego de un frenazo de esos que
sólo el metro logra dar dentro del túnel, sentí que ponías tu mano en mi
cintura afirmándome para no caer, pero no me mirabas, ni de reojo…comenzaste a
levantar de a poco mi blusa, quise reaccionar pero no pude…me gustaba la
sensación, me gustabas tú. Tus dedos comenzaron a acariciar mi cintura desnuda
y tus ojos no me miraban, y tus caricias se hicieron más firmes y seguras y no
me mirabas…y no sabía qué hacer, sólo comencé a respirarte más profundo al
oído…firme y suave me acercaste a ti, pero no me mirabas.
Faltaba una estación para bajarme
y tu mano no tenía intenciones de moverse, mientras te respiraba al oído te
dije “permiso” y suavemente bajaste la mano hasta mi cadera y luego a tu
bolsillo…tus ojos pardos por fin me miraron y sólo dijiste “adelante”.
Me bajé y te miré y te seguí con
la mirada hasta que te perdí por el túnel…y tú siempre con la vista al frente.
Nunca más te he vuelto a ver.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home